Lunes 15 de Diciembre.


Y llegó el día que más respeto me producía! Tocaba agarrar el pincel y el acrílico para atacar la pared y empezar a darle vida al mural. Con la tiza azul todo era un mar de líneas caóticas.

Me acerqué a los almacenes Celso Míguez en Pontevedra a comprar el material necesario para ponerme manos a la obra,y me encontré con una enorme variedad de marcas y tipos de pintura, pinceles de todos los tamaños y demás útiles.Escogí los acrílicos de marca Americana por su relación calidad-precio y su enorme espectro de colores! Siguiendo además las recomendaciones de Kiko Da Silva, cuyo trabajo en el proyecto "bibliotecas ilustradas" podéis ver en la biblioteca de Pontevedra, y AQUI. Decidí empezar con la escalera por ser el elemento que ordena y relaciona al resto de cosas de la ilustración. Una vez dada la primera pincelada, y sabiendo que el acrílico te permite corregir cualquier error, todo va rodado! Para acelerar un poco el proceso, y no dejarme los ojos intentando hacer las líneas rectas, utilicé cinta de carrocero a lo largo de todo el contorno de la escalera. Esto me permitió dar una base azul rápidamente, manteniendo la rectitud del elemento.